Berreoué

Hola foliete. Como ya siempre hacía tropecientos siglos que no me sentaba lo suficiente para releer y aguantar la embestida de borrar todo. Quizás era miedo.

Si, por absurdo que suene, creo que era algo de eso que, reconozco me encantan, ellos, los miedos. Y sí, era miedo. Hoy, justo un momento antes, lo supongo y creo que lo sé.

Y he aprendido mucho. Pues cada día, ves en ese cotidiano que, sin saber cómo muta a raro y, lo descubres en el paisaje nuevo de siempre. Ese que cambia a muy muy rápido, pues sin que apenas te des cuenta. Ya. Y esta enredado en todo y, lo encuentras ahí, saludándote con ese hola que te llama estúpida, lanzándote un oye que estoy aquí desde siempre y,  te espeta y estampa una languarina (bofetón) ensortijada con un tú, que te acusa y te lanza un ahora ve y pregunta.

Y estaba ahí y, lo ves en los árboles, en la calle de siempre, en la gente de siempre… todo, cada día, adquiere algo nuevo en ese que solo es fijarse y, aparece lo mágico y esa curiosidad es enlazada y une lo más nimio; cruzando de sopetón esa línea tan fina donde descubres que estaba sentado entre todo eso de siempre. En lo de diario y, que nunca lo habías visto. Y eso que de continuo estaba, y de repente va y divide lo nuevo que aprendes y, te detienes apeada con esa corajina en la que descubres desplomada, pues que continuas sin saber nada. Llevándote a preguntar, ¿cuándo acabas de aprender? ¿Cuándo sabrás todo de cualesquier algo?

Sé que odio la rutina, así como otra gente la necesita. Reconozco que a mi me aburre si no descubro nada incluso en la soledad más absurda de tiempos perdidos mirando una pared en blanco. Pues sí, foliete. Sí. Hasta ahí, no sé cómo, pero siempre encuentro algo que hace nuevo lo de siempre.

  ¡Que tú! Aprender ¡Menuda tarea! Y claro, desaprender y deshacerte y dejar paso a cada segundo de lo que creías que era así despejándote la frente a cada, iba decir rato, pero no sé por qué que o te dejas flequillo, ya que cada vez debe de estar más ancha y no solo por la calvicie o lo ralo de tu pelo. Serán cosas de la edad, como la terquedad en creer que ya sabes todo. No sé.

Aunque esto sí que da para pensar un buen rato: terquedad o ganas de volver a ser joven, o sentirse joven… revolucionario, con poder en tus ideas, en tu tú. Negarse a la realidad de tu tiempo. Uhmm!! Delicioso. Telita.

Y sabes foliete, me extrañaba a mí misma. Sí. Reconozco que me he convertido en un ser frío, desencantada de ver lo poco que soy. Lo poco que curo, lo poco está a mi alcance dando todo lo que soy. Me da mucha rabia. Pero prometo recuperar, si puedo, aquel mágico y potente megasuperfuertecuralotodo. Sí, te cuento, ¿vale?

Nunca he tenido de esta superpócima de niña, siempre he sido pedigüeña al grado súper. Y quizás por esto, al faltarme, encontraba la solución y,  pues  los daba yo. Aunque esto, me llevara a pensar que era el ser más fuerte y mágico. Tonta.

Y, ¡Chico! ten desgracias de continuo y sin darte cuenta, cambias. Pero te explico lo de antes, ¿vale?

Si mira, pues no solo los hay de contacto, pues ser amable es una de las formas incluso con lo más borde mundial hace que se retraigan extrañados. Sí, pues aguantar el tirón y seguir con voz y gesto amable incluso a estos… ¡Sí hombre! Esos que ya creo que en sus malos modales perseveran en que van a corregir y poner el mundo a sus pies. Pobretes.

Aunque esto, pues te trae problemas. Ya que esta gente cree que, como parece que nada te daña. Pues arremete hasta encontrar donde dominarte. Y  lo tienen muy mucho muchismo  clarinete (qué soy riojana y el muy mucho, pues es así) Pero esto, el creer que necesitan dominar, ya creo que tiene más que ver con la autoestima y esas rarezas… pero sí, da problemas,  muy muchos muchismos, ser muy amable.

Aunque me es curioso, pues ya estoy por creer que pensamos que las malas formas, los malos modos, la demostración de fuerza son más efectivos que un chorrete de miel de la más pura… Pues ese chorrete de dulzura con la que se atrapan tantas moscas creo, de firme, que es mil veces más eficaz. Igual esto de ser una manipuladora nata y formada en ello… Además que este tipo de miel va bien incluso a diabéticos. Tolerancia máxima.

Y sabes, pues que mi hija estaba malita, abrazo al canto; la sostenía entre mis brazos y creía que hasta se le bajaba la fiebre. E incluso, qué alguien estaba triste y, en silencio, muy cerquita o con un gran abrazo, y poco a poco esa tristeza se les diluía. Aunque reconozco que hay gente con la que esta magia jamás ha funcionado. ¡Qué le vamos hacer!

Ahora foliete me he dado cuenta de todo el daño que me rodea. E igual, si recupero aquellos megasupercuralotodos. No sé, ¿no pasa nada por intentarlo, no?

Imperio.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Berreoué

  1. puck dijo:

    Me transmite nostalgia leerte, como si lo de atrás hubiera sido mejor y eras la superwoman de los abrazos. Me pasa que con los años me voy sintiendo más vulnerable y ya me dejo llevar mirando por donde voy a recibir uno de esos languarinazos para ponerme lo más dura posible y que me desarme lo menos posible. También me da por pensar que hay cosas menos visibles que nunca se pierden. Tú tienes algo que me cura siempre y aunque no estés en físico eres la primera que sabe de todas esas tortas que me pasan, que se podría decir qué egoísta echando la mierda encima, pero yo creo que es más bien que busco a la Imperio de siempre que me hace de roca en mis tempestades y palabras que curan y calman.
    Un abrazo.

Deja un comentario