Berripensandoerrante

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A las buenas noches foliete ¡Nada, qué aquí estoy aporreándote!  E imagino, que si pudieras andar te agarrabas la saya y preferías vender sardinitas desde Santurce a Bilbao vengo por toda la orilla con la saya remangada luciendo la pantorrilla… como dice la canción popular. Aunque, como aquí estamos en La Rioja, más bien sería aquello “Del puente Piedra al de Hierro (añado yo el Riau Riau; pa darle tono) al Ebro le dan temblores de ver a las logroñesas como se mueren de amores (vuelvo al Riau Riau, que me gusta)…

En fin que no son horas para andar de cantos, aunque tampoco sé si será normal andar pensando en tres temas, o más, completamente diferentes. Pero ejke si lo pienso, pues no son totalmente ajenos. No los sé.

Ejke por una parte andaba pensando en el sol, en la gente que hace cosas que digamos odio, ya que no es algo que sienta así tan grave. Pero sí que me molesta ese cómo actúan. También andaba en esas de toda esa curiosidad que recuerdo, cada vez con más fuerza, además de que pensaba todo olvidado. Pero ¡Qué va! De repente aparece la imagen y vuelvo a plantearme si habrá sido verdad, o si serán imaginaciones mías.

Lo malo de todo esto ejke, a nada que recuerdo ya estoy intentando indagar si aquello era cierto. Pero hay recuerdos que jamás sabré si realmente son míos o visto u oído, o bien, leído en algún libro. Además cuando no junto historias de otros con las mías propias, qué entonces si qué es un lio bien lioso.

El tema del sol te lo cuento, ¿vale? Mira, tú escucha: La cosa que, en el cole una de las profes era genial contando historias. Creo que nos quedábamos embobados escuchándola y tragando todo lo que decía, aprendiéndolo como si fuera toda una lección, y lo curioso fue que otras compis de clase lo recordaban, pero no les pasó lo que a mí.

Ella aseguraba que había que matar a otras razas, que esas no eran humanos, que nada más lo éramos  los que teníamos piel blanca…vamos toda una arenga neonazi, cosa que, crecí y dijese lo que ella dijese, todas aquellas lecciones se fueron al pairo, ya que creo que todos somos humanos, qué somos ciudadanos del mundo y qué ojalá fuéramos todos iguales ante la ley. Pero esto sí que es otra historia.

También es cierto que, poca mella podía dejarme si mi abuelo como no sabía leer me llevaba a interpretar y ser fiel en las lecturas (según me decía  que debía hacer) de los manifiestos comunistas y diversos panfletos de derechos humanos, de los trabajadores, etc. y más etcéteras en aquellos años tan peligrosos.

Aunque hubo una cosa que sí que se quedó conmigo y me costaba entender tal tontería hasta que un día lo recordé y, como no, pregunté, y sí, había sido una de esas lecciones de aquella profe.

Ella aseguraba que solo en España había sol y que solo nosotros teníamos ríos y playas destinadas al baño, ya que, en el resto del mundo los mares y ríos eran sucios, fríos y llenos de tiburones así como monstruos infernales… Así que, la primera vez que salí de España me costaba introducirme en el mar y, me extrañaba enormemente que hiciera calor y qué la gente fuera con manga corta… aún me cuesta, es como una tara que me introdujo aquella señora y siempre que pienso en fuera de aquí, me tengo que recordar que el sol calienta en todos los lugares.

Aquella roñosa señora era de la sección femenina. Aquellas de cuando vivíamos en la dictadura, qué hoy lo pienso y a él, al dictador, le dieron armas y lo apoyaron pero a los del otro bando, nada, todo lo contrario… la guerra ya pasó, lo malo son todas las guerras que aún quedan por el mundo, y qué siempre pagamos los civiles… en fin, en esto mejor no pensar.

En aquel tiempo, y supongo que como ya el dictador era un anciano,  la cosa ejke mi abuela andaba peleando por conseguir recuperar sus apellidos y los de mi abuelo. Pues la familia para quedarse con la fortuna, aprovecharon dicha contienda y el favor del dictador…bueno, lo de siempre.

Recuerdo no entender qué era eso de tener otros apellidos. Y mi abuelo me explico que éramos como los artistas que tenían un apellido y se ponían otro para triunfar.

Y menudo lio foliete, pues en el pueblo había cine y, vale, esos eran actores y actrices, pero los que llegaban eran titiriteros o artistas. Al menos así se anunciaban: “Los artistas maravillosos y famosos actuaran en la plaza del pueblo por el módico precio de…”

Mi fértil imaginación vibraba y pensaba que mi abuelo podría hacer lo mismo que ellos, aunque en otros pueblos. Pues yo no lo había visto ser artista ni nada de eso.

¡Ay, la leche! Cuando llegaba la actuación y vi que era un señor haciendo subir a una cabra por una silla y algún que otro turruntal  (precipicio, en riojano). Me negaba en redondo a creer que mi abuelo era un artista de esos.

Que cosas cuando somos niños, cómo se nos quedan aquellas cosas marcadas a fuego y, como hacen que pase lo que nos pase se queden en ese como somos sin poder evitarlo. Claro, siempre lo puedes reconocer y cambiar todo aquello que no te gusta. Esa es la ventaja.

Bueno foliete,  los otros pensamientos te los cuento otro día que me está entrando sueño.

Dulces sueños corazón, a ver si haces algo y te cargas al Putin de los…

Imperio

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Una respuesta a Berripensandoerrante

  1. puck dijo:

    A nuestras edades aún nos marca la niñez. Es lo de las es-peras, hay que dejarlo atrás no sé cómo y hacer es-melones o la fruta que más nos guste. Buen día reina

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