Berriki

.

 Lo sé, le doy muchas vueltas, pero ejke siempre me empeño en asegurar que con los años todos crecemos, pero que a pesar de crecer, o más bien cumplir años en la mayoría, podemos seguir siendo quienes éramos (pero asentados en ser, no en dejarse llevar), cosa que ya dudo.

 Crecer y ser, es algo que me provoca tal curiosidad comprobarlo, que a nada que tengo ese momento reencuentro con alguien del pasado (aunque sea inmediato, vamos de hace 20 años, pues del resto, no estoy demasiado segura), escucho ese como contamos lo sucedido actual e inmediatamente, como tabla de salvación para hacer el rato más largo y ameno, inmediatamente recordamos el pasado para reírnos de aquellos trágame tierra, donde, en su día, necesitamos morirnos por la vergüenza que nos provocó aquel momento, pero que ahora, es tan divertido, que añoras no haberte equivocado más para tener más anécdotas que recordar,  lo malo, que entre esa tiniebla en la que trato de encontrar quienes éramos, descubro que, crecer y continuar siendo, pues no es lo mismo, así  y como, no todos crecemos en la misma dirección, e igual, crecer es como eso de las inteligencias que aseguran hay varias.

 Sé muy bien, que la vida inevitablemente te cambia en muchos matices y que consigue hacer de nosotros una especie de marioneta del tiempo, aunque alivia, al menos algunas veces, como ese algo muy únicamente nuestro, asoma a modo de espejismo eso que fuimos. Aunque con el paso por la vida, lo cierto ejke mutas; unas pocas veces a jamón ibérico y, la mayoría, lo cierto que no pasamos de lechón blanco sin un San Martín favorable, pero no en todo, siempre queda algo de eso que siempre hemos sido y que hace, de alguna manera de motor de arranque y empuje, aunque cuando lo descubres, en el hoy, entre la maraña de gestos casi nuevos la muestra de nuestros gestos genuinos, aquellos que nos concedían ese empuje…, que cuando aparecen, entonas ese suspiro que alivia cuando ves asomar eso que siempre hemos sido, o lo que recordamos de lo que fueron, que esa es otra.

 Pero, ejke, entre la maraña del hoy, inmediatamente se nota como incluso lo más genuino de cada uno, varía en sabores dulces o amargos fruto del momento en que nos encontramos, haciéndome sentir, que las circunstancias personales y la necesidad de protegernos, demasiadas veces actúa de forma autodestructiva, pero comprendo que es tan fuerte esa necesidad de protegernos, aunque muchas veces nos destruya, que, casi apostaría a que olvidamos que no somos nada cuando dejamos, sin ser demasiado conscientes en ese paso del tiempo, de ser quienes somos.

  Ejke, apostaba y he perdido, creyendo que todos aprendemos algo cada día, y con lo aprendido mejoramos, y aunque continuemos equivocándonos y ese mejorar no sea demasiado al gusto de los demás, qué de hecho esto no debería importar nada… pues quien te quiera, que te quiera con todo lo que eres… pero creía, que sí que podemos elegir para estar más a gusto, para ser más nosotros que nunca, para, salvo todo eso social que tiene su propio mandato, en el resto, qué creo que, es lo que debería importar, buscar ese como sentirnos mejor con lo que esté a nuestro alcance, pero no, he perdido apostando, puesto que, cada día, observo como cumplimos años, pero lo que es crecer y ser, salvo si damos valor a las responsabilidades y el asumirlas, sí a esto se le llama crecer y ser, pues vale, crecemos y somos, pero en lo importante, pues me da que no, que no crecemos ni somos los de siempre, pues a muy pocos les notas un avance amplio de ir con el pecho descubierto y a por todas, ese a por todas, que hace ser feliz, para lo cual, sospecho que no está en tener, sino en ser muy nosotros con lo que nos conceda la vida y, entre el repertorio, elegir ser más que tener, para conseguirlo.

 Y aunque sé que ser feliz es labor de uno mismo, el saber que nos equivocamos y, a pesar de ello lanzarnos,  igual se consigue facilitar esa labor de tener ratos agradables en los que reírnos en el futuro que queda recordando esos trágame tierra.

 Y entiendo que, cuando nos dañan nos repleguemos hacía dentro, así evitar que ocurra de nuevo, y dejando de entregar ese quienes somos para todo lo nuevo que pueda llegar evitar sufrir, pero, como ese afán de protegernos es tan grande, sospecho que acabamos retirando cualquier voto de confianza incluso a los más cercanos, no nos engañen también, y en un algo que asoma, qué no llego a entender, pues noto que, acabamos contestando siempre de manera defensiva ante cualquier envite incluso simpático, ese cordial entre “amigos”, que hace que olvidemos el compartir, casi negando espacio para que llegue algo nuevo, sin que nos dé vergüenza, o protegernos de, qué nos ha pasado…

 Un tiempo pensé que sí nos protegemos es por esa fuerza de la supervivencia, otras, aseguro que es por orgullo, y otras, ya no sé qué pensar, puesto que, pensar y tener un mundo interior lo suficientemente libre como para que nada te afecte y lo que te afecte saber encajarlo, esto, que tan segura estaba que lo dan los años, sospecho que de darlo, lo da la vida con esos palos que nos dejan medio muertos y con el culo al aire, así que, en vez de crecer y aprender a encajar ese puzle que es la vida, nos replegamos hacía dentro protegiéndonos dejando el crecer para eso del cumpleaños y, con esto, tener uno más, pero sólo eso, años, olvidándonos del ser, al menos con ese altar de ser quien fuimos, pero con ese avance y saber estar  que dan los años.

 Ya que, hay algo que nunca, creo a riesgo de equivocarme, debemos olvidar: dónde estoy, quien soy para quien, qué lugar ocupo, qué sé para seguir aprendiendo; en esas que entrega el tiempo y el roce con la vida y no la edad, con el crecer y siendo, que si creces y eres (aprendes a encajar, no a asumir), de alguna manera, te das cuenta que, con esto, hay algo alcanzable a la felicidad, eso que concede el perder ganando y ganar perdiendo.

Imperio

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

3 respuestas a Berriki

  1. María R. dijo:

    Con la edad, llega un momento que en vez de crecer, menguamos, en vez de cumplir un año más, cumplimos, uno menos, pero en la cabeza siempre tenemos la misma edad, solo aumentan los recuerdos y experiencias, que si que influiran en nuestras reacciones y además es que ya estás como resignado, y solo vives, vives y ves pasar la vida.
    Feliz tarde de domingo 🙂

  2. Aire dijo:

    Hola, ola de mar…
    Yo antes pensaba así, que a medida que evolucinábamos éramos mejores, y más grandes, y mas fuertes y que nos seguíamos manteniendo tal y cómo pensábamos que éramos. Y también me he llevado ese chasco, y me oculto tanto que ya no me encuentro ni yo, por eso de que no quiero que me hagan más daño ni aprender realmente cosas sin las cuales, realmente podría pasar por la vida, o la vida por mi.
    Y es muy triste, Shi, es como que algo de nosotros se muriera con tanta ocultación y con todos esos cambios dentro de nosotros que la vida nos hace dar, dejando lo que pensábamos que eramos en algo minúsculo, com un recuerdo del tamaño de un mini libro.
    Pero supongo que esto es vivir.. , no lo se, será puesto que a todo el mundo le pasa lo mismo y c uando he perdido si se que he ganado algo a parte, pero no siempre me ha compensado.
    Un beso, del Aire

  3. puck dijo:

    Para mí que seguimos siendo niños, pero niños con experiencia. Lo peor es que creemos que perdemos ciertas cosas con la edad, y creo que no es que se pierdan, sino que por temas sociales las vamos dejando en un cajón apartándolas y luego me da que añorándolas, pues cuando algo te las recuerda, la sensación es de nostalgia y puede que sea el orgullo el que gane la batalla, u otras cosas parecidas, que no llenan nada por dentro, aunque por fuera parezca que algo se ganó, no se el qué.
    Besis ciela.

Replica a Aire Cancelar la respuesta