Berreando con un chicle en el zapato

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Hay cosas que, pues eso, menos mal que no tienen precio, y aunque se acaban pagando…

Hoy tomando café con una amiga comentábamos lo mal que lo ha pasado su hermana con la muerte de su madre, que a ella, bueno, le influyó mucho, pero que a su hermana le costó enfermar.

Y sí, seremos malas, pero nos hemos echado una buena parva de risas, de esas tiernas que acompañan el pobrecita, vale, han sido algo malévolas, pero con un fondo de esos que llevan a reflexionar, y enumerar, la de chicles que podemos llevar en el zapato sin enterarnos, por mucho que nos limpiemos las suelas.

Ejke, mi amiga es tacaña, mucho, pero su hermana se lleva la palma, no ha concursado nunca, pero por qué el premio, de haberlo, sería tan sustancioso que, los jueces de tal certamen, bien pudieran estar años deliberando quien es el ganador, pues, creo que, lo iban a tener crudo y, más, si el sustancioso galardón llevase de premio en metálico un mísero céntimo de euro.

 Lo cierto que, así como ellas son de las que se miran en los reflejos de las ventanas de las vecinas al peinarse para no gastar sus espejos, la madre de ambas era todo lo contrario, generosa como nadie, es más, cuando salía de casa era todo un peligro y, si pasaba por un escaparate, pues te llamaba simplemente por qué había visto algo con lo que seguro ibas a estar monísima y, si no te venía bien comprarlo, ella, te regalaba la mitad de su valor por el placer de verte guapa, y de la misma forma era para ella misma.

El ser tan sumamente generosa le llevo a dejar armarios surtidos de ropa como para vestir a todas las damas, como poco, de diez mil asilos. La hermana de esta ya hacía cuentas de cuanto se iba a ahorrar durante toda su vida, no le iba hacer falta comprase nunca nada, mi amiga por el contrario, pensó que mejor donar esas ropas, ya que, la edad quieras que no, aun no es como para vestir de abuela, pensaba en dejar alguna prenda, de las buenas, pero no vestir así…

Al grito de la hermana, pues mi amiga cedió y, todas las pertenencias personales pasaron a la hermana, total, ella es tacaña, lo reconoce, pero no a esos extremos.

Pasados seis meses de la muerte de la anciana, la hermana de mi amiga comenzó con dolores de espalda, tanto es así, que creyó que estaba enferma, era herencia, seguro que también había heredado la artrosis y demás enfermedades de su madre, incluso empezó a cojear como ella, sus pasos parecían copia de los de su difunta madre.

Un día al verla en la calle le advertí, que si por lo menos había quitado las plantillas del calzado de su madre, ella se enfadó conmigo diciéndome, que si quitaba las plantillas el calzado se deformada y se echaba a perder haciendo inútil su uso y, eran unos zapatos muy caros, las plantillas también costaron mucho dinero, así, como para tirarlas y despilfarrar tanto.

Mi amiga, que era quien la acompañaba al médico, le preguntó a este si el llevar su hermana el calzado de su madre podía hacerle efecto y si pudiera ser el motivo de lo que le estaba ocurriendo.

El médico, por lo que me contó mi amiga no salía de su asombro, y así lo afirmó y, la receta: tirar todos esos zapatos; para la hermana, no fue un diagnostico valido, cómo desprenderse de tal tesoro, pero los dolores eran más grandes que su avidez así que acabó por tirarlos y, aún le quedan secuelas, pero ha mejorado.

Y bueno, lo reconozco, jamás, ni por lo más remoto, usaría zapatos de segundo pie (ejke tiene moles eso de segunda mano, juas), pero voy más allá, hoy me preguntaba la de chicles que llevaremos en el zapato sin darnos cuenta, la de pequeños montoncitos que hacen que nos tambaleemos, y qué de una forma u otra, pues nos llevan a enfermar.

Imperio

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2 respuestas a Berreando con un chicle en el zapato

  1. puck dijo:

    Ay si hubiera algún sistema de medir o pesar esos chicles, sería una buena cura darse cuenta del sabor y del color, que pasamos mucho tiempo con ellos en el zapato sin enterarnos hasta que te enteras así a veces de malos modos, pero que mira, que somos mu masocas, o que ya es la costumbre de ir cojeando para un lado.
    Besos ciela

  2. Ana Azul dijo:

    ¿porque hay gente tan tacaña? ¿Porque encuentran tanto placer en poseer y poseer? El caso de la hermana de tu amiga creo que es claro. Necesita rellenar los huecos afectivos que tiene vacios con cosas materiales. Ha puesto como excusa, el tener las cosas de su madre , pero esa no es la solución. si quiere tener un recuerdo puede y debe tenerlo, pero no recurrir eso para tener y tener.
    Espero que mejore de sus dolores.
    Chao
    Ana

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